Mi vocación y las series (I)

¡Saludos de nuevo!

Hoy ha sido un día especialmente largo e intenso. Toda la semana ha sido así. Y sí, es cierto que hoy es viernes y empieza el fin de semana, pero mi subconsciente insiste en recordarme que la semana que viene será más de lo mismo. No me mal entendáis, no es que no me guste estar ocupada. Lo cierto es que de no ser así, seguramente estaría arrancándome los pelos de aburrimiento, así que ¡en absoluto me estoy quejando! No obstante, se acerca el veranito y las horas en el despacho se nos hacen largas, ante el ferviente deseo de salir a la calle y tomar algo en alguna terraza. ¿O soy la única que se siente así?? En cualquier caso, ahora toca relajarse y disfrutar de estos dos días tan merecidos de descanso!

Pues bien, para la entrada de hoy he decidido que en vez que inspirarme en alguna noticia de actualidad para dar mi visión práctica y muy simplificada sobre temas más propiamente jurídicos, voy a escribir sobre asuntos menos serios, más banales tal vez, pero que en cierto modo están relacionados con el mundillo del Derecho Penal.  ¡Mis neuronas hoy no dan para más!

Con bastante frecuencia reflexiono sobre porqué me gusta tanto el Penal y miro atrás tratando de recordar en qué momento dije por primera vez en público que de mayor quería ser abogada penalista. Creo que fue en una clase de matemáticas, cuando cursaba 1º de ESO, cuando el profesor decidió preguntarnos uno por uno si alguno sabía ya lo que quería ser cuando fuera mayor, y yo dije muy convencida que quería ser Fiscal. No sé, me debió parecer que era más importante que ser abogado, tal vez por eso de que se tiene que opositar. Pero en ese momento me dijo el profesor: «pero ¿sabes que entonces trabajas para el Estado? y ¿sabes que normalmente acusas, no?«. Y ahí dije: «Ah, pues no, entonces prefiero ser abogada«.

Mirando todavía más atrás, recuerdo que cuando era pequeña me gustaba ver series con mi madre. A ella le gustaban «La Ley de Los Ángeles» y «Colombo». También veíamos «Se ha escrito un crimen» con la Srta. Fletcher. No puedo decir qué edad tendría por aquel entonces, pero recuerdo que era muy pequeña y me encantaba. Policías, abogados, investigaciones… esas cosas, ¡ya sabéis!

¿Se estaría gestando ya por aquel entonces mi vocación de penalista? Sé que todo esto suena algo «friki», pero no me importa. ¡Las cosas como son!!!

Y de ahí, el post de hoy. Me encantan las series. De hecho, cada vez me gustan menos las películas. Se me hacen largas – salvo que se trate de alguna genialidad de Tarantino, claro -. Pero no se trata sólo de que se me haga largo o corto, sino que me seducen más las series ya que me parece mucho más «brillante» conseguir mantener al espectador en vilo capítulo tras capítulo. De ahí podéis deducir que por lo general me mantengo fiel al género policíaco, thriller, judicial, etc. aunque también vea series de otros géneros. Sigo muchas series; me gusta ver al menos un episodio al día. Después de una larga jornada laboral, me gusta relajarme viendo el próximo capítulo de la serie de turno. Aunque también tengo que decir que últimamente no paso ni de los primeros 20 minutos.. ¡el sueño me puede.. y qué rabia me da!!! Seguro que lo mismo ocurrirá hoy.. Lo sé!!

Para los que no me conocéis, mi serie preferida con diferencia es Dexter. Lo amo. A él. Sí. Es fantástico su personaje. Me parece hasta gracioso. No sé cómo lo hace, pero no ha habido ningún capítulo a lo largo de la vida de esta serie en el que le vea como «el malo de la película».. y eso que es asesino en serie!! Me encanta la voz en off y la «bipolaridad» que supone la divergencia entre sus pensamientos reales y lo que termina por decir en voz alta. Es simplemente genial.

Estaré profundamente triste el día que termine.. por desgracia ese día llegará dentro de poco, demasiado pronto. Para los que no la seguís, el día 30 de este mes se estrena la 8ª y última temporada, así que os recomiendo que os pongáis al día ya que en el final de la 7ª se quedó al rojo vivo! Y ¡qué buena fue la 7ª temporada! Espero el día con muchas ansias y me intriga sobremanera pensar cuál será el desenlace final. Tengo varias hipótesis pero ¡nunca se sabe! ¿Apostamos??

En realidad, os cuento cómo me gustaría que acabara: Dexter con un mono naranja y yo luchando por su inocencia, con mi toga, claro está, ante los «12 hombres sin piedad»! ¿Qué os parece?

¡Buen fin de semana a todos!!

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