Todo influye.

“Mi amor, tengamos un hijo”, “No quiero tener hijos, de hecho, nunca he querido”, “Me he quedado embarazada y no se quien es el padre…”, “Cariño, se que contigo podré sacar adelante este embarazo aunque no lo tuviéramos planeado”, “No tengo medios para sacar adelante este embarazo y no seré feliz teniendo un bebé”, “Cielo, ¿quieres tener hijos conmigo?”.

Sexo, raza, religión, color, cultura, creencias, ideología política, género, idioma. Todo influye. Sin embargo, voy a intentar no ofender a ninguno de nuestros lectores (¡que ya sois bastantes y muy importantes!), tratando con la mayor delicadeza el contenido de esta entrada y consiguiendo con ello su exquisitez.

Cuando una mujer quiere interrumpir su embarazo, a día de hoy puede hacerlo en 3 supuestos, dentro de las 14 primeras semanas del embarazo se puede interrumpir en cualquier momento por decisión de la gestante y dentro de las 22 primeras semanas si existe un grave riesgo para la embarazada o si existen anomalías/malformaciones graves en el feto.

Parece que no es suficiente, éramos pocos y parieron lo siguiente (¡¡¡¡ruido de tambores!!!!): “ANTEPROYECTO DE LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DE LA VIDA DEL CONCEBIDO (SIC!) Y DE LOS DERECHOS DE LA MUJER EMBARAZADA”.

Así se llamará, en caso de aprobarse, la famosísima reforma del aborto. Y de ese modo, la antigua ley con los preceptos que acabo de comentar quedaría derogada por completo, esto es, K.O. ¿Realmente no hay nada de esa ley que pueda aprovecharse? Se conoce que no.

Si somos violadas – Dios no lo quiera – contaremos con el módico plazo de 12 semanas para decidir interrumpir nuestro embarazo, siempre que exista dentro de ese plazo una denuncia policial que cerciore la existencia de esa violación, esto es, únicamente 3 meses, siento decirlo así, pero me parece una broma. Todo ocurre muy rápido y es muy doloroso, hasta que estamos psicológicamente preparadas para aceptar la agresión que hemos sufrido puede pasar mucho tiempo hasta decidirnos poner una denuncia, y mucho más tiempo para decidir si interrumpimos el embarazo o no.

Mientras, en el otro escenario, nos encontramos con una carrera de majísimos obstáculos:

–       Quiero interrumpir mi embarazo.

–       ¿Lleva usted menos de 22 semanas o 22 semanas de gestación?

–       Si.

–       ¿Existe grave peligro para la vida o salud física o psíquica suya/ Existe grave peligro para la vida del feto?

–       Si/Si.

–       ¿Le ha visitado un médico especialista correspondiente a la patología que genera el grave peligro para su vida/la del feto?

–       Si/Si.

–       ¿En ese informe se dice que existe un grave peligro o “menoscabo importante” para su salud física o psíquica y que ésta es “permanente o duradera en el tiempo” (que alguien me explique tanto concepto indeterminado)/ o que su hijo nacerá muerto o morirá a los pocos días de nacer (¡¡¡¡no caben las anomalías/malformaciones!!!!)??

–       Si/Si.

–       ¿Le ha visitado otro médico igualito igualito al anterior?

–       Si.

–       ¿Son esos 2 médicos diferentes al que va a practicarle el aborto (¡¡¡no existen tantos médicos en el mundo!!!!)?

–       Si.

–       ¿Ha comprobado que esos 2 médicos no desarrollen su actividad en el mismo centro en donde se le va a practicar el aborto a usted? (¡no vaya a ser que estén en el mismo centro y sea interés del centro que usted interrumpa su embarazo, y su decisión se vea influenciada por éstos!)

–       Si.

–       ¿Le han informado de las alternativas que existen a efectuar tal crueldad, como ayudas estatales o dejar a su futuro/indeseado hijo en adopción?

–       Si.

–       Perfecto, tómese 7 días de reflexión señora, no vaya a ser que no haya reflexionado bastante antes de tomar la decisión de interrumpir su embarazo, o que no haya reflexionado antes de pasar por 2 médicos diferentes, o que no haya contactado con un tercero diferente a los anteriores para que le practique la interrupción, o que después de haber pasado por el interrogatorio más desconsiderado y desagradable de la historia, resulte que usted no haya meditado suficientemente la decisión de interrumpir su embarazo.

 

¿Es totalmente necesario que para interrumpir nuestros embarazos tengamos que retroceder a vete saber tu cuando? ¿No debemos mantener, en la medida en que podamos, nuestros derechos como mujeres  e intentar, en todo caso, que éstos se vean ampliados y no que nos los recorten? ¿Alguien debe decidir por nosotras si queremos un hijo o veinte, si queremos tenerlos solas o acompañadas, si no queremos tenerlos, si no somos capaces de tenerlos, si han sido fruto de una “noche loca”, quién se encargará de esos niños una vez nacidos si son indeseados?

Desde mi humilde punto de vista, el anteproyecto debería proteger en mayor medida los derechos de la embarazada y el futuro de la vida del “concebido” (siempre dentro de unos límites semanales en los que no pienso entrar).

 

Me dispongo a recoger la toga de la tintorería y un par de tiritas, no soporto los tacones nuevos.

 

¡Feliz juernes!

 

“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”. – Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.

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