¿Un abogado se puede defender a sí mismo?? Pues sí, señores, podemos, pero vamos, yo no lo haría.
Supongo que la gran mayoría de vosotros habréis oído – y sino aquí estoy yo para comentarlo – que Rosario Porto, la madre de la pequeña Asunta Basterra, ejerce su “autodefensa” – junto con su abogado designado inicialmente – en la causa en la que está imputada por haber presuntamente asesinado a su hija y esto es algo que me inquieta bastante. Tengo que decir que no he seguido muy fervientemente este tema, como sí hago con otros. No obstante, intento estar al día de lo que va saliendo en prensa, por lo que cuando hace un tiempo vi el titular en cuestión, no me pude quedar indiferente, lo que ha dado lugar a cierta reflexión, y en definitiva, a esta publicación.
En la cultura norteamericana parece ser que se da con más frecuencia esto de que alguien –ni tan sólo se requiere que sea un abogado – pueda asumir su propia defensa, incluso en asuntos en los que se está acusado por delitos graves, como sería el caso de un asesinato. En España, y me ciño al ámbito estrictamente Penal, la asistencia Letrada en juicio es obligatoria, salvo en los juicios de faltas. Y uno pensará: “Normal. ¿Cómo me voy a defender yo mismo si yo no entiendo de leyes??” Pero claro, ¿y si uno es abogado, y sí entiende de leyes?? Pues como os avanzaba más arriba, cumpliendo con una serie de requisitos –pocos- y con la posterior autorización del correspondiente Colegio de Abogados, uno puede defenderse a sí mismo en la causa en la que está incurso por “asuntos propios”, lo que significa que no sólo ostentas la condición de imputado o de acusado – en su caso -, sino que además intervienes de forma activa de los interrogatorios, diligencias de investigación o pruebas, etc.
He comenzado diciendo que se puede, pero que yo no lo haría, y ahora me ratifico en lo que he dicho, subscribiendo cada una de las palabras de la frase del título: “el abogado que se defiende a sí mismo tiene por cliente a un necio [sic]”. En mi humilde opinión, cuando uno es la parte afectada, en este caso, el propio imputado o acusado, se está demasiado contaminado como para ver de forma objetiva el quid de la cuestión. Tal vez pensemos que, al ser abogados, nadie mejor que nosotros sabrá defender nuestra causa, pero creo que no es así. Por suerte – toco madera – nunca me he visto en esta situación, pero creo que es fundamental que el tema sea visto por otros ojos que no sean los propios, ya que no se ve siempre lo mismo desde distintas perspectivas. Es cierto que en este caso, Rosario Porto no actúa sola, pues la asiste el abogado que ella misma designó al ser detenida y posteriormente puesta en prisión preventiva, pero el hecho de que ella misma pueda interrogar, entre otros, al otro imputado, su exmarido para más INRI, me parece perverso, máxime si se contempla como hipótesis que ambos actuaron de mutuo acuerdo, etc. No estoy prejuzgando,sigo presumiendo su inocencia hasta que no se demuestre lo contrario y como os he dicho, no conozco mucho el tema. Pero lo que más me llama la atención es que al parecer, ni siquiera está especializada en Derecho Penal – ¿estamos locos o qué???- por lo que me pregunto qué es lo que la ha llevado a tomar esa decisión, ya que, no nos engañemos, cada uno es especialista de su ámbito y me parece harto arriesgado que, en un juicio de este calibre, delante de un Jurado – en un futuro, ya que ahora se sigue investigando – la Sra. Porto lleve puesta la toga y se la tenga que quitar cuando le toque declarar. No me puedo imaginar el circo que será.
¡Hasta la próxima publicación y os dejo con una «frase célebre» de Papiniano que creo que va -casi- como anillo al dedo!
«Es mucho más fácil cometer un parricidio que defenderlo.» – Papiniano, jurisconsulto romano (142 d.C – 212 d.C)